jueves, 22 de abril de 2010

¡Monóculo!

Un monóculo es un tipo de lente correctiva usada para ajustar la visión en un solo ojo, que consiste en una luneta circular con aumento. En muchos casos está enmarcada en un anillo de alambre que posee una cadenilla o cordón que se sujeta a la ropa para evitar su pérdida. Los monóculos no eran incómodos como a veces se cree; adaptados en forma conveniente, se usaban sin esfuerzo. Por ello, las clases adineradas usaban monóculos hechos a medida y que necesitaban de ajustes a lo largo de su vida útil. La opinión popular era (y sigue siendo) que un monóculo podía caerse fácilmente con una expresión facial inesperada. Ello fue sumamente explotado en las comedias: el elegante caballero que se asusta o asombra y su monóculo que cae al suelo o dentro de su copa.
 

El monóculo estuvo generalmente asociado a hombres ricos pertenecientes a la clase alta. Combinado con un frac y un sombrero de copa, completaba el traje del estereotipo del capitalista de fines del siglo XIX. Además, estuvieron asociados a los militares alemanes de ese periodo hasta la Primera Guerra Mundial.

Este elemento se convirtió en un artículo incorporado al vestuario masculino entrado el siglo XIX. Su precursor inmediato fue el quizzing-glass de los dandis de la década de 1790, el cual poseía una montura con mango -generalmente ornada- y se sujetaba frente al ojo a modo de lupa o como los pequeños prismáticos para teatro.

Hay tres estilos de monóculo

  • El primero consiste en un simple anillo de metal con una lente que se ajusta a la órbita del ojo. Este fue el monóculo usado en Inglaterra a partir de la década de 1830.
  • El segundo estilo, desarrollado en la década de 1890, fue aún más elaborado. En este caso, el marco poseía una extensión llamada galería, la cual, al alejar la lente del ojo, ayudaba a que las pestañas no pudieran rozarlo. Este tipo de monóculo en ocasiones se hacía a la medida del ojo, por lo cual era bastante costoso.
  • El tercer estilo de monóculo es sin marco. Fue diseñado como una pieza de cristal con un borde serrado para proporcionar una buena sujeción. A veces se le agregaba una perforación en uno de sus lados para pasar un cordón, aunque en general, la mayoría de los monóculos de este tipo se usaban sin ningún sostén. Este estilo fue popular en los comienzos del Siglo XX, porque podían ser cortados para ajustarse a cualquier forma de órbita del ojo de forma barata, sin el costo de un marco adaptado.
Los monóculos tuvieron su apogeo a finales del siglo XIX y desaparecieron en gran parte a los avances en optometría, los cuales permitieron una mayor medida del error de refracción; por lo que las lentes y lentes de contacto pueden ser preescritas con diferentes graduaciones en cada ojo. También fue debido a una reacción contra los estereotipos que llegaban a asociarse con ellos.

Entre las figuras más destacadas que usaron monóculos se encuentran muchos oficiales alemanes –algunos participantes en las dos guerras mundiales- tales como Erich Ludendorff, Walter von Reichenau, Hans von Seeckt o Hugo Sperrle; políticos británicos: Joseph Chamberlain, su hijo Austen Chamberlain y Henry Chaplin; el poeta Lord Tennyson, también el nacionalista musulmán Mohammad Ali Jinnah. El enemigo de Batman: El Pingüino, el Coronel Klink (personaje de la sitcom Hogan’s Heroes) interpretado por el actor Werner Klemperer; la mayoría de las encarnaciones del Coronel Moustard del juego Cluedo/Clue, Forte Stollen del animé Galaxy Angel, y el personaje Cho Hakkai del animé Saiyuki. Amelia Bones observa a Harry Potter a través de un monóculo en Harry Potter y la Orden del Fénix.


lunes, 19 de abril de 2010

GEORG BARTISCH

Nació en 1535 en Königsbrück, un pequeño pueblo cercano a Dresde (Alemania) en el seno de una familia pobre.

Aunque su interés por la medicina fue temprana, su condición económica le impidió tener una formación académica. Así comenzó a formarse como aprendiz de experimentados cirujanos barberos a los 13 años.

Más tarde, como cirujano itinerante viajó por varias ciudades a lo largo de Sajonia, Silesia y Bohemia, tratando a los pacientes en el mercado, costumbre de la época. Finalmente se afincó en Dresde, donde con los años fue creciendo su reputación como oculista de prestigio.

Considerado un profesional muy cualificado de la medicina y la cirugía ocular, en 1588, con 53 años, es nombrado oculista de la corte del Duque Augusto I de Sajonia (una posición importante para alguien que había comenzado como un cirujano barbero analfabeto), y continuó trabajando en Dresde hasta su muerte en 1607.

En sus años de médico, Bartisch adquirió amplios conocimientos médicos basados en la experiencia y la observación, como demuestra su familiarización con la medicina antigua (especialmente con las obras de Galeno) y su erudición en humanidades. Todo esto lo refleja en su obra “Ophthalmodouleia. Das ist Augendienst”, impresa por Matthes Stockel de Dresde en 1583.

Ophthalmodouleia es un manual para cirujanos, una guía para profanos, y autopromoción para Bartisch, que se encargó del coste de su impresión. Este libro se organiza en 16 secciones en las que se trata de forma sistemática la descripción del trastorno, una discusión de la enfermedad, una lista de recetas (hay más de 6000) a base de plantas, y el abordaje quirúrgico. Contiene más de 90 ilustraciones a toda página de grabados en madera ejecutados por Hans Hewamaul a partir de las acuarelas del propio Bartisch, algunas de las cuales muestran las partes del ojo en varias capas, tal como se ven en la disección. Este es uno de los primeros usos de capas movibles para ilustrar un libro de medicina. Es curioso que el capítulo 13 está dedicado a los males causados por "la magia, la brujería, los monstruos y el trabajo del diablo". Bartisch, al igual que todos en la época, creía que la magia jugaba un papel importante en las enfermedades del ojo e incluso aplicó el misticismo a la medicina, por ejemplo, recetaba amuletos a sus pacientes para contrarrestar los efectos de lo supernatural.


Esta obra es importantísima por diversos aspectos: es el primer texto de oftalmología escrito en alemán vernáculo (en vez de griego y latín); es el primer manuscrito renacentista sobre enfermedades oculares y cirugía oftalmológica; es el primer atlas oftalmológico que representa a toda página las enfermedades de los ojos, y la metodología e instrumentación quirúrgica; es uno de los mejores libros ilustrados del siglo XVI, etc. En definitiva, es la primera obra moderna sobre cirugía ocular y documenta el momento en que la oftalmología se convirtió en una disciplina independiente dentro de las ciencias médicas. Por ello que se considera a Bartisch el padre de la oftalmología moderna.

Dentro de la oftalmología, aparte de su obra, Bartisch es famoso por ser el primer cirujano en eliminar un ojo completo de un paciente con cáncer de ojo (más concretamente el globo ocular completo y el contenido de la órbita), operación que realizó usando una cuchara en forma de cuchillo que él mismo creó.

También identificó siete tipos de cataratas según su color (blanca, gris, azul, verde, amarillo, negro, y anterior). Trataba la mayoría de ellas haciendo una incisión cerca de la pupila y cortando la catarata con un cuchillo (couching).

Pero Bartisch no sólo destacó como médico, sino también como inventor de muchos instrumentos, quirúrgicos o no. Destacan unas mascaras para tratar el estrabismo, en que los agujeros para los ojos eran cortados para que los pacientes mirasen a traves de ellos y entrenasen asi los ojos en la posición adecuada.


domingo, 11 de abril de 2010

El Estrabismo

Se denomina estrabismo a la disposición viciosa de los ojos por la cual los dos ejes visuales no se dirigen a la vez a un mismo objeto.

La palabra proviene de: strab- στραβός gr. "bizco" + -ismos gr. "proceso patológico", y fue introducida pos Galeno en el siglo II d.C y, posteriormente, fue reintroducida en Francia en 1660 como strabisme.

A pesar de considerarse un trastorno, el estrabismo hoy día se tacha como signo de baja belleza. Pero esto no ha ocurrido en todas las épocas y momentos históricos. Un buen ejemplo de ello fue la cultura Maya, cuyo concepto de belleza era muy diferente al que conocemos ahora. Los mayas consideraban el estrabismo como una cualidad de suma belleza, y desde la infancia, solían hacer lo que fuera necesario para provocar esta condición artificialmente, si ésta no aparecía de manera natural.

Ya en 1861, se comenzó a estudiar a fondo está condición patológica. De la mano de Franz Cornelius Donders (1818-1898), se establecieron las relaciones entre el estrabismo y los defectos de refracción. Además se demostró que la hipermetropía desarrolla el estrabismo convergente, en virtud de la relación que une la acomodación y la convergencia. Esta teoría fue compartida por Parinaud, quien explicaba el estrabismo como un vicio de desarrollo del aparato de la visón binocular que impedía la convergencia correcta de los ojos sobre el objeto fijado.

El padecer estrabismo impide a la persona fijar la mirada de ambos ojos al mismo punto del espacio, lo que ocasiona una visión binocular incorrecta que puede afectar adversamente a la percepción de la profundidad. Cuando el estrabismo es congénito o se desarrolla durante la infancia, puede causar ambliopía, dolencia en la cual el cerebro ignora la visión del ojo desviado aunque éste sea capaz de ver con normalidad.

Según cuál sea el trastorno de la visión, el estrabismo puede adoptar varias formas. 
  • Si el o los ojos afectados siempre manifiestan una incapacidad para coordinar movimientos correctamente, la patología se conoce con el nombre de estrabismo constante.
  • Si los problemas solo se presentan ocasionalmente, se denomina al trastorno como intermitente.
A su vez, se clasifica en dos tipos más:
  • Estrabismo convergente es aquel en el que se produce una desviación del ojo hacia adentro.
  • Estrabismo divergente es aquel en el que se produce una desviación del ojo hacia fuera, hacia arriba o hacia abajo.

viernes, 9 de abril de 2010

¡Gafas!

La invención de las gafas está íntimamente ligada al descubrimiento y evolución de las lentes, por lo que en este artículo es imprescindible hacer una mención a éstas. Así, la lente más antigua datada es la lente de Nimrud, de la antigua Asiria, que cuenta con más de 3.000 años. No se conoce con exactitud cual era su fin, pero se cree que se usaba como lupa, o para encender fuego.

Lo cierto es que el origen de las gafas resulta bastante oscuro. Algunos investigadores afirman que se crearon poco después de la traducción al latín en el siglo XII del libro “Tesoros de la óptica” del matemático árabe Ibn al-Haytham (o Alhazen). Este libro contenía la primera prueba histórica de un dispositivo de aumento, una lente convexa formando una imagen aumentada. Algunos incluso creen que Alhazen llego a construir lentes planas y biconvexas, hecho que no se ha demostrado, aunque se le considera el precursor del invento de las gafas.

Por otra parte, según la experiencia narrada por Marco Polo en la corte de Kublai Khan, es posible que los chinos ya usaran lentes de aumento colocadas en monturas en el siglo X, atribuyéndose al carcelero chino Che Hang la invención de los Ai-Ti o lentes de cristal de roca. Sin embargo, otros autores sostienen que las primeras lentes halladas en China (1368) durante la dinastía Ming fueron introducidas por los europeos, y que en Japón fue mas concretamente San Francisco Javier su precursor.

Con toda esta confusión, lo que sí parece claro es que fue el monje franciscano y filósofo inglés Roger Bacon el primero en afirmar en su obra “Opus Majus” (1267) que el uso de lentes mejoraba la visión: “Si cualquiera examina letras u otros objetos pequeños a través de un medio de cristal o vidrio u otra sustancia transparente, si éste tiene la forma del segmento pequeño de una esfera con su lado convexo dirigido hacia el ojo, el ojo estando en el aire verá las letras mucho mejor y le parecerán aún más grandes”. Si bien las lentes convexas existían desde la Antigüedad, Bacon hizo la primera descripción del uso de lentes para corregir ametropías (la presbicia), y podemos suponer que fue el inventor de las gafas, aunque no sabemos si llevó a la práctica sus ideas.

Es muy probable que las gafas se usaran por primera vez en Italia hacia 1280. Se cree que su inventor fue un maestro vidriero de Pisa, existiendo dos candidatos a este título: Alessandro Della Spina y Salvino Degli Armati, ambos contemporáneos y de la misma edad. El primero era un monje franciscano a quien los archivos de Santa Catalina de Pisa le atribuyen este invento. El segundo era un físico óptico que mejoró su propia visión tras sus experimentos orientados a la fabricación del vidrio y la refracción de la luz.

A pesar de todas estas imprecisiones, existe la certeza de que las gafas se inventaron a finales del siglo XIII, como demuestran numerosas manifestaciones escritas y pictóricas de la época. En 1289, el escritor italiano Sandro di Popozo afirma en su obra “Tratado sobre la conducta de la familia” que las gafas “han sido inventadas recientemente en beneficio de los pobres ancianos cuya visión se ha debilitado” (entre los que se encuentra él). En Florencia, en 1299, se menciona el uso de las gafas como remedio para mejorar la vista en el libro “Liliban Medicinae”. En 1306, el fraile italiano Giordano di Rivalto afirma en un sermón realizado en Florencia que “todavía no hace veinte años desde que se descubrió el arte de fabricar cristales para los ojos, una de las mejores artes y de las más necesarias que haya en el mundo”. En la iglesia de San Nicolás de Trevisa encontramos el retrato del cardenal Hughes de Provence realizado por Tomaso da Modena en 1352. En 1480 Domenico Ghirlandaio pintó el cuadro de San Jerónimo, convertido posteriormente en el patrono de los constructores de lentes.



Estas primeras gafas tenían lentes convexas y estaban destinadas a personas ancianas con presbicia. En este momento las lentes no se fabricaban a medida puesto que no existían métodos para medir la visión del ojo, sino que cada persona se probaba varias en el taller del artesano y elegía la que mejor le iba. Las gafas estaban hechas por un par de aros de hierro, cuero, plomo, cobre o madera, unidos por un remache. Pero resultaba difícil mantenerlas en su sitio, puesto que las patillas rígidas no se inventaron hasta 1727, por el óptico londinense Edward Scarlett.



A mediados del siglo XIV los italianos comenzaron a llamar a las lentes “lenticchie” (lentejas) por la semejanza de la forma de los cristales con estas legumbres, por tanto éste es el origen etimológico de los actuales término “lente” y “lentilla”.

Las lentes cóncavas aparecieron un siglo más tarde (siglo XV) cuando en 1451 el alemán Nicolás de Cusa propuso el uso de unas lentes más delgadas en el centro que en los bordes para poder ver de lejos, es decir, para tratar la miopía. El primer retrato donde aparecen unas gafas cóncavas correctoras es el realizado por Rafael en 1517 del Papa León X.

La aparición de la imprenta en el siglo XV, y el aumento del hábito lector, supuso que las gafas pasaran de ser un lujo a una necesidad. Se crearon entonces los primeros talleres para crearlas, ubicándose en Venecia, Haarlem y Nuremberg. A Venecia hace referencia la primera mención de la existencia de fabricantes de anteojos en 1300, pero sería en Nuremberg donde se fundaría el primer gremio de maestros fabricantes de lentes óptico en 1438. La demanda era tal, que en 1629 se concedieron en Inglaterra derechos a una corporación de fabricantes de gafas.

Las primeras gafas con lentes bifocales fueron creadas hacia 1760 (aunque su uso no se generalizaría hasta 1820) por instrucciones del norteamericano Benjamin Franklin, pues en sus innumerables viajes quería levantar la vista del libro que estaba leyendo para disfrutar del paisaje. También parece ser que existe una patente para lentes bifocales extendida en 1783 a nombre de Anderson Smith.

A finales del siglo XIX se generalizó el uso de lentes para corregir el astigmatismo. Fue el astrónomo Riddellairy quien midió su propio astigmatismo y le encargó al óptico Fuller que le confeccionara unas lentes cilíndricas. Por estas mismas fechas, el óptico Romano Suspici fabricó las primeras lentes tóricas.

Respecto a los materiales utilizados en su fabricación, han variado con el tiempo. Las primeras gafas estaban talladas en berilio, en cuarzo, agua marina, etc. Pero cuando aumentó la demanda fue necesario crear vidrio óptico, destacando en esta tarea Venecia y Nuremberg. Posteriormente el vidrio óptico fue perfeccionado en 1855 por Ernest Abbe y Otto Schott, hasta llegar a los “crown glass” y “flint glass”. Pero la fragilidad del vidrio provocó que se siguiera investigando en este campo, de forma que en 1887 Adolp Eugen Fick creó las primeras lentes de contacto sin vidrio (este aspecto se amplia en el post de las lentillas), y en 1948 Kevin Tuohy desarrolló las lentes de plástico, menos pesada y mucho más seguras.

La invención de las gafas de sol también es muy antigua, pero esa es otra historia...